El pasado viernes 29 de septiembre, alumnas y alumnos del IES Fuente Nueva realizaron una ruta por diferentes puntos del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. La actividad quedaba enmarcada dentro del programa Ecoescuelas, que pretende impulsar la sensibilización y la educación en la importancia del desarrollo sostenible, así como el cuidado y respeto de nuestro entorno.
Nuestro centro lleva adscrito a dicho programa desde hace 3 años y está logrando implicar a todo el alumnado y a todo el profesorado. Este viaje es, de hecho, el premio a los cursos de 1º ESO-B, 2º ESO-C, 3º ESO-D Y 4º ESO-B, que resultaron ganadores del concurso Ecoclase durante el curso escolar 2016/2017.
En una jornada otoñal pero de apariencia veraniega, se disfrutó de algún que otro chapuzón. Alumnos y profesores partieron del Arrecife de las Sirenas y recorrieron lugares como la cala de la Media Luna, la playa de Mónsul y la playa de los Genoveses hasta llegar a San José, sin olvidar “El dedo de Dios”, “El dedo de Neptuno” o el “Arrecife del dedo”, promontorio formado por rocas volcánicas que aparece desafiante entre las aguas del mar. Este espacio natural protegido destaca por su excepcional belleza y riqueza ecológica.
La alumna Andrea Jiménez Alcántara de 2º ESO, comenta la actividad realizada:
Fue una noche rara, inquieta diría yo. ¡Andrea, levanta! Las palabras de mi padre me despertaron y salté de la cama muy emocionada; durante este día íbamos a disfrutar de una excursión a Cabo de Gata organizada por el instituto para los ganadores del concurso de la Ecoclase, es decir, para nosotros, la clase de 2º ESO B. Durante el desayuno solo podía pensar en una cosa, ¿qué pasaría?, ¿podría yo caminar 16 Km?
Al llegar al instituto, para mi sorpresa, observé que había mucha gente, demasiadas personas delante del autobús, ¿tendríamos que pelearnos con aquellos niños grandes para poder sentarnos en el gallinero?
Tras un largo camino, llegamos a nuestra primera parada. Durante el camino, las amigas charlábamos sobre la playa y sobre lo cansadas que estábamos, cosa normal pues en ese momento subíamos una gran cuesta. Al llegar a la cima los profesores, como premio, nos permitieron hacer un pequeño descanso para merendar.
Tras reponer fuerzas, continuamos la marcha hasta Mónsul; nos acercamos un poco más para poder contemplar las enormes rocas volcánicas clavadas en la tierra.
¡Era impresionante! En una ocasión, hace unos dos años, subí la gran montaña que teníamos en frente donde rodaron algunas escenas de una película de Indiana Jones.
La siguiente parada fue la Playa de los Genoveses, donde me quité los zapatos y dejé que el agua marina mojara mis pies; Sofía y yo intentamos convencer a los demás de que se quitaran los zapatos, y al final logramos que todas fueran descalzas. El maestro Juan Carlos nos avisó de que teníamos que continuar nuestra ruta hasta San José. Entre quitarnos la tierra, secarnos los pies y calzarnos, nos quedamos al final del todo.
Pronto se hizo la hora de la comida. El resto de la tarde pasó también muy rápido, los maestros nos llamaron para tomar el autobús de vuelta a El Ejido. El trayecto duró una eternidad; por mucho que hablaras o te entretuvieras con tus amigos, nuca llegabas a tu destino.
Por fin, el autobús se adentró en las calles de la ciudad, y un aire de cansancio nos invadía.Sin embargo, pensé: “Aunque hayamos caminado más de dieciséis kilómetros por senderos y cuestas aterradoras, volvería a repetir la experiencia”.