¿La «marca» importa?: Cuando el MacDonald´s nos sabe mejor de lo que creemos

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El otro día se viralizó la noticia de cómo sirvieron comida del McDonald’s en una feria haciéndola pasar por orgánica y nadie se da cuenta. Todas buenísimas, despertaron muchos comentarios de aprobación. Lo que nadie sabía es que en realidad estaba consumiendo comida de la franquicia delfast food por antonomasia, Mcdonald´s. No es tan extraño: para el filósofo Joseph Heath, autor deRebelarse vende, esta estigmatización de las franquicias McDonald´s es injustificada: la relación calidad precio es inmejorable y sus patatas fritas son mejores que las que se venden en muchos de los bistrós de París.

Esto nos dice algo importante sobre cómo percibimos el gusto de los alimentos. En parte se parece a cómo percibimos la belleza artística, es decir, en función de un contexto social.

Al igual que un montón de basura pasa por ser una obra artística si está en un museo (caso real ocurrido no hace mucho) y viceversa (podéis leer más aquí), nuestro paladar no solo se basa en lo que probamos y olemos, sino en lo que se espera que sintamos. Solo así se explica que un grupo de enólogos consideren que un vino es de mejor calidad si tiene un precio caro (aunque en realidad hayan probado el mismo vino que antes, con un precio más barato).

Todo es bueno si tiene marca McDonalds

En ese sentido, si nuestra opinión sobre McDonald´s es negativa pero probamos algo de su cadena de restaurantes sin habernos informado previamente de que se trata de un producto McDonald´s, nuestro juicio no será tan severo. Lo mismo sucede si somos fans absolutos de MacDonalds: si probamos el mismo producto con otra marca, no nos gustará tanto.

Es lo que demostraron investigadores de la Stanford University School of Medicine y del Lucile Packard Children´s Hospital, que hicieron probar dos tipos de nuggets de pollo a un grupo de niños entre tres y cinco años. Unos nuggets tenían el típico envoltorio de McDonald´s, pero los otros se presentaron con un envoltorio liso, sin marca.

La realidad es que ambos nuggets eran exactamente los mismos, pero los niños encontraron más sabrosos los que estaban envueltos de la marca McDonald’s. Y no el efecto no solo se produje con los nuggets, tal y como explica Joan Ferrés i Prats en su libro Las pantallas y el cerebro emocional:

También el sabor de productos como la leche, las zanahorias y el zumo de manzana fueron mejor valorados en cuanto a sabor cuando fueron presentados con envoltorios de la marca, pese a que estos productos nada tienen que ver con McDonald´s.

Así pues, habida cuenta de que los sabores y nuestras valoraciones al respecto también son constructos sociales, no es extraño que muchas marcas intenten apropiarse de las connotaciones positivas de otra, también en el caso de MacDonald´s.

Así, por ejemplo, en Solimania, en el Kurdistán iraquí, existe el MaDonald, al estilo de las marcas piratas como Adadis o Panatronic. El restaurante mantiene el logo original, y el frontispicio, si lo leemos demasiado rápido, podría confundirnos, porque es casi idéntico al de una franquicia McDonald´s (incluso aparece el payaso Ronald McDonald).

Allí se sirven pizzas, kebabs y, por supuesto, la estrella de la casa, la Big Mack. Al parecer, el dueño del restaurante, Suleiman Qassab, intentó en primera instancia abrir una franquicia legal, pero finalmente optó por piratearla debido al embargo al que estaba sometido el país tras la guerra de 1991. Ahora abre hasta en Ramadán, y Qassab ha sido incluso amenazado por terroristas suicidas.

Fuente: Xakata Ciencia