La clave de este marketplace de vídeo asequible a profesionales es simplificar el proceso de compra y la cesión de derechos al cliente final. Los bancos de imágenes han facilitado la vida tanto a medios de comunicación como a aficionados para llenar de contenido sus blogs o páginas web, además de convertirse en otra vía de rentabilidad para profesionales del sector. Del mismo modo que se pueden contar por cientos en Internet, no ocurre lo mismo con los bancos de vídeos. Y no porque no haya necesidad o demanda. «La línea que separa la fotografía semiprofesional de la profesional es muy fina, algo que no ocurre con el vídeo, donde hay un paso mucho más grande», explica José María Quirós, cofundador de Clipyoo.
Junto con Quirós, David de Miguel, Raúl Albelda y Enrique Álvarez, todos con experiencia en el sector audiovisual, coincidían en que la demanda de contenidos en vídeo cada vez es mayor, pero su coste de producción cada vez ha de ser menor. «Para una televisión local ir a grabar unas imágenes de la feria de Sevilla es muy costoso. Antes la alternativa era comprarlas a otras televisiones o a agencias. La idea de portales como Clipyoo es facilitar este tipo de trámites en esfuerzo y en precio», afirman.
Al realizar un estudio de mercado, se dieron cuenta de que no existía ningún banco de vídeos español (sí encontraron otras empresas de otros países que lo hacían), pero sobre todo, constataron que los procesos de compra, precios y gestión de derechos de las piezas audiovisuales eran muy complicados. Por eso se centraron en simplificarlo al máximo.
En Clipyoo los tipos de vídeos son estándar, clips de unos 10 segundos, así como sus precios (4,90 euros en calidad SD y 59 euros en HD). También consideran clave facilitar el contrato de la cesión de derechos. Al pagar por un vídeo, el cliente puede usarlo para su propio producto, pero no venderlo a un tercero, por lo que la propiedad nunca deja de ser del autor del vídeo. «Clipyoo comparte los ingresos por la comercialización de la licencia royalty-free con el propietario del video».
La idea surgió en, aunque fue tomando forma hasta convertirse en lo que es hoy durante varios años. En 2011 entraron a formar parte del programa de aceleración de empresas de Wayra (socios de la compañía), y entre préstamos de ENISA y Caixa Capital Micro consigueron reunir 150.000 euros para desarrollar el proyecto. Para 2014 esperan internacionalizarse e introducirse en los mercados chileno, uruguayo y peruano, donde ven grandes oportunidades de negocio.